domingo, 27 de junio de 2010

Primer robot uruguayo especializado en la búsqueda de sobrevivientes.

Crear un proyecto desde cero, innovar algo que esté hecho, o desarrollar nuevo conocimiento son las tres opciones que ofrece la carrera de ingeniería para realizar una tesis. Sofía Silva, jefe de seguridad informática en IBM, y Juan Brenes, encargado del soporte técnico en canal diez; ambos estudiantes de Ingeniería en la Universidad de Montevideo, se han propuesto la primera opción. Y la han logrado con éxito. Su tesis final se materializa en un pequeño robot especializado en la búsqueda de supervivientes en zonas de catástrofes.



Umix, así se le denominó al proyecto, consiste en un pequeño auto mecánico capaz de pensar por sí mismo, identificar obstáculos en el camino y, mediante la conducción de un operador, encontrar supervivientes. Para crear este robot los estudiantes tuvieron que disponer de distintos elementos. La estructura mecánica se construye a a partir de un chasis de un autito de juguete junto a motores que se acoplan al mismo,que permiten hacerlo funcionar y controlarlo. El cerebro lo forma una placa BeagleBoard (BB),que se asemeja a un computador híper reducido. Entonces, en un pequeño espacio (esencial para ingresar en zonas de catástrofe) se encuentra la mente del robot y algunos circuitos anexos, los sensores de obstáculos y los sensores de simulación de reconocimiento de supervivientes. Estos son los que permiten reconocer si el auto se topa con algún obstáculo o superviviente.

La búsqueda de supervivientes no es sinónimo de la detección de supervivientes. “La personas suelen confundirse con esto”, explica Silva. Este robot no está diseñado para identificar personas. El sensor de detección de supervivientes no está aún desarrollado. Los estudiantes han realizado las investigaciones, han comprobado que dicho sensor existe pero no lo han llevado a la práctica, ya que se trata de sistemas complicados. Para identificar a una persona habría que desarrollar sistemas “robustos” capaces de reconocer sonidos como los latidos; y temperaturas, como el calor del cuerpo humano. Existen, pero la información no está disponible a la comunidad ciéntifica, el conocimiento acerca de cómo se desarrollaron dichos sensores no es público.

En sustitución del sensor de reconocimiento de personas, los estudiantes han utilizado un sensor infrarrojo. Este sensor se activa ante una determinada frecuencia infrarroja controlada por un control remoto. “Nos concentramos en toda la parte teórica y de investigación y no en hacer algo que hoy hoy sea real”, cuenta Brenes.




El sistema operativo del que se valieron fue el Linux, un programa Open Source. A diferencia del sistema Windows, Linux es un sistema de código abierto. “Windows la desventaja que tiene, es muy lindo, pero no podemos ver cómo es que hace las cosas”, explica Brenes. En cambio, en los sistemas de código abierto, “sabés línea a línea y lo podés modificar para que en vez de eso haga otra cosa”. En la comunidad Open Source hay gente desarrollando que le interesa compartir lo que desarrolla para que todos estén aportando. El concepto, la base de todo lo que es código abierto es que: “Si vos querés, mañana, ponerte a desarrollar, vos podés hacerle mejoras o cambios a un sistema operativo o a un programa que sea de código abierto”. Este es un foco importante del proyecto UMix, se utilizan herramientas para que cualquier persona interesada pueda seguir trabajando sobre el proyecto. “El foco siempre fue el desarrollo de una plataforma y el una base para futuros proyectos”, afirma Silva.


A su vez el robot se conecta a internet con un módem 3G, módem “normal” (el que se utiliza hoy en una computadora común para conectarse a internet). Y tiene un servidor, que permite que cualquier operador, desde cualquier parte del mundo, pueda conectarse y manejarlo. “Esto posibilita librarte de un montón de trabas que tendría otro sistema”, asegura Silva. Si fuera un auto a control remoto o con un cable, el operador tendría que encontrarse muy cerca de la zona de catástrofe. “En este caso, vos desde cualquier lugar vas a una página, lo podés controlar, podés ver en el mapita por dónde va pasando”.

El funcionamiento es sencillo. Por una lado se necesita a una persona que coloque el robot en la zona de catástrofe. A través de internet se ingresa una dirección y lo que te salta en la pantalla es un mapa de Google maps donde el robot envía información y se va marcando, mediante puntos, el trayecto. Por otro lado se encuentran los botones adelante atrás, derecha, izquierda, “y unos dibujos donde podés ver el estado de los sensores de obstáculos”, cuenta Silva. El operador, la persona que lo controla por Internet, con los controles lo hace moverse y, si en algún momento se choca, dos dibujos sobre los controles lo indican y el operador tiene que mostrarle cómo evadir esos obstáculos.


Realización del proyecto
La idea inicial comenzó a cobrar vida antes de los sucesos de Haití y Chile, a principios del año 2009, Silva y Brenes, le propusieron a sus profesores asesores comenzar la tesis antes de tiempo. Los profesores lo aceptaron y las entregas contribuyentes al proyecto comenzaron a realizarse. El tema del proyecto surgió de la unión de las tecnologías con la que los estudiantes querían trabajar. En último momento tenían la idea de qué hacer, pero no a qué a aplicarlo. Querían utilizar conocimientos pertenecientes al área de programación, sistemas operativos, telemática y robótica. Cuando empezó el semestre y estaban cursando la materia Proyecto final, tuvieron que pensar en un nombre para darle al proyecto y ahí descubrieron en qué querían utilizar sus conocimientos: la búsqueda de supervivientes. Otra de las ideas que se les había ocurrido era una especie de lazarillo para gente ciega que fuera indicando el camino, que es un proyecto muy parecido al que hicieron al final.

Para trabajar los estudiantes se dividieron el trabajo, Silva se concentró más en la parte de hardware, como en desarrollar los motores, para manejar el móvil y Juan en la parte de aplicaciones, lo que se le muestra al operador, como por ejemplo, configurar el sistema Linux.

Marcelo Abreu y Thomas Hobbins fueron los profesores asesores quienes les guiaron en la metodología para realizar el proyecto. “Ellos cumplieron altísimamante y con creces lo que un proyecto necesita para ser excelente”, expresa Abreu, profesor de Telemática y gerente del área de obras en Antel. El profesor destaca que fue un proyecto desafiante porque contempló la mayor cantidad de materias básicas que se dan en telemática. Abreu hace énfasis en lo difícil que es pasar de lo que está escrito en el pizarrón a problemas concretos y reconoce que los estudiantes fueron capaces de superar lo que se había planteado en la carrera e incorporar cosas externas. “Fueron capaces de actuar como un ingeniero”, afirma, “son personas íntegras, humanas, líderes en sus carreras y excelentes profesionales. Pusieron mucha dedicación, no tomaron ningún atajo”. Abreu manifiesta que la telemática es un área que Uruguay necesita. Pero enfatiza en que más que profesionales, en Uruguay hay una fuerte demanda de líderes y personas, que es a lo que la Universidad de Montevideo apunta.

En cuanto a lo que sigue, los alumnos, han presentado a UMix en un llamado de proyectos de grado por la Academia de Ingeniería. Y ahora piensan tomarse un tiempo de vacaciones.



Bianca Soler

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